¿Por qué el cuis arriesga su vida cruzando un camino muy
transitado cuando al otro lado de éste no ha de encontrar nada muy diferente a
lo que acaba de dejar?
Simplificando, podemos decir: a un costado de la ruta el
cuis tiene medio globo terráqueo donde nacer, alimentarse, procrear y terminar
sus días. No obstante eso, el pequeño conejo de Indias decide atravesar la
superficie vial aun a riesgo de su propia vida para investigar los predios del
otro lado del camino.
Está comprobado que
hay cuises que subsisten en la mezquindad de pequeñas jaulas y se alimentan con
minucias. Son pequeños organismos que deberían conformarse con los ya de por sí
amplios campos en que la naturaleza los ha ubicado.
Pero no es así. Ustedes los habrán visto, expectantes y
nerviosos, arracimados en los costados de la ruta, espiando entre los pajonales
de las cunetas, prontos a lanzarse sobre el pavimento procurando alcanzar el
otro flanco en una suerte de ruleta rusa.
¿Es acaso una falta de inteligencia lo que los lleva a eso?
¿Simple curiosidad, tal vez?
Es posible, el cuis es un animal inquieto, ansioso de
acumular conocimientos. Pero, a mi juicio, el impulso principal radica en las
ambiciones imperiales del animalejo en cuestión.
El deseo, natural al fin, de conquistar nuevas tierras, de
anexar territorios. La ambición de escalar a niveles de mayor grandeza.
No nos extrañemos si, el día de mañana, la figura del cuis
campea en las banderas de guerra, en los estandartes o en los escudos
heráldicos.Tal vez el humilde roedor de nuestros campos esté llamado a
reemplazar con su efigie a la vulgar águila o al mismo león, bestias de dudosa
prosapia.¡Quién sabe si no llegará el día en que, así como ahora mencionamos al
"Oso Ruso" o al "León Inglés", seamos conocidos, por el
orbe todo, como "El Cuis Americano".
Roberto Fontanarrosa